Y si...


Hace unos días, un compañero del proyecto lanzó la palabra mágica que surge de forma espontánea en todo docente que se aventura a lo desconocido, que pasa de dar clases de forma tradicional, como un mero reproductor de contenidos enlatados, a convertirse en diseñador de entornos de aprendizaje: Y si... Parece un comienzo de frase carece de relevancia, pero no lo es. Marca una frontera reveladora; es una epifanía que pasa desapercibida, pero que supone un cambio de perspectiva, una forma diferente de percibirnos como docentes. Y si... pruebo con esto, y si tomo esta idea. Suavemente te conviertes no en el protagonista del proceso de enseñanza, sino en un facilitador de aprendizajes, allanas el camino para que el propio alumno sea quien descubra, investigue, curiosee, colabore, hable. Tu labor es la de acomodador; antes de que empiece la clase, preparas el terreno, calculas los tiempos, facilitas materiales, organizas roles y agrupamientos, observas, apoyas, reconduces, pero al fin y al cabo sabes que son ellos, tus alumnos, los que deben inter-actuar en el aula.

Pero estos días no solo me ha resultado reveladora esta anécdota. Una compañera me ha confesado: ¡Se te ve entusiasmado! Muchos compañeros a veces te dicen "¡qué bien te lo pasas!" o "enredando, ¿no?", y lo recibes unas veces con desdén y otras con cierto desagrado, porque percibes que detrás de este comentario hay una percepción del trabajo práctico y colaborativo como mero entretenimiento, no como una eficaz metodología. Por eso cuando esta compañera dio nombre a una emoción tan necesaria en nuestra profesión, me dio qué pensar y me sentí agradecido. A priori, todo docente afirmaría rotundamente que en nuestra profesión nada se puede hacer sin una cierta vocación, pero nadie incluiría como una emoción esencial la alegría. Parece como si disfrutar y ser docente fueran dos países en guerra. Parece más afín a los biorritmos de un docente que esté agobiado, cabreado, cansado, quemado,... La alegría no parece estar dentro del lote. Sin embargo, ¿qué se puede hacer bien en esta vida sin alegría? Y no me refiero a un pasajero entusiasmo, a una fugaz sensación de agrado; se trata más bien de una sensación intensa de estar haciendo lo que uno quiere hacer y disfrutar con ello. Impagable.

Pero volvamos al proyecto. Va tomando forma y cuerpo. Nos reunimos semanalmente para compartir la jornada y resolver problemas, aunar criterios y diseñar proyectos comunes. Otro compañero ha creado un portafolio de aula; ya somos dos los que compartimos nuestra crónica semanal y de paso nos sirve de feedback reflexivo para mejorar lo presente.

En la última reunión estuvo presente Gloria, del Centro de Salud del barrio, para pensar en acciones conjuntas para este trimestre. Una de ellas, que ya estaba en mente desde el curso pasado, es lo que hemos dado en llamar Los Buzones Rojos. Consiste en distribuir por el centro diferentes buzones de color rojo en los que de forma anónima se animará a los alumnos de la ESO a que dejen sus consultas afectivo-sexuales. Pasado un tiempo, después de acumular un número suficiente de preguntas, se seleccionan, eliminando las que sean meras bromas y se realiza un programa de radio digital en el que se invita a un especialista del centro de salud del barrio para responderlas. Después se publica el programa, se escucha en las tutorías y se realiza un debate. Si el modelo funciona, pensamos realizar más actividades paralelas en torno al mismo asunto: salud y emociones. 


También vamos a colaborar en la Semana de la Salud del barrio: ruta por las calles, limpiando y detectando barreras arquitectónicas; graffitis colaborativos,... Utilizaremos la radio digital del centro como soporte de intercambio de ideas.

Un compañero se ha sumado al #ABPmooc (un curso colaborativo sobre Aprendizaje Basado en Proyectos) y ya nos han incluido desde el CPR de Badajoz en el Plan Formativo en Competencias Clave. El pasado día 30 asistí en calidad de coordinador a una jornada inicial de toma de contacto. Están previstas 3 sesiones presenciales de formación e intercambio de experiencias de aula. Ya os iré contando. Por ahora comparto el #visualthinking de la jornada.


Las aulas de 1º ESO van tomando forma de aula personalizada. Ya tenemos un panel mural al fondo para exponer proyectos y el alféizar de las ventanas está repleto de contenidos creados por los alumnos. Los materiales comunes están a disposición, sin guardar en armarios cerrados, y los alumnos los respetan. También hemos puesto en una pared un calendario de tareas, anotadas en post-its de colores.


Hemos estado hablando de la necesidad de convertir las salidas fuera del centro en proyectos colaborativos entre todos los alumnos y docentes de 1º ESO. Implicará elaborar el proyecto entre nosotros y que las salidas sean verdaderas experiencias de aprendizaje en vivo, preparadas previamente y evaluadas.

La decisión de desanclar las mesas ha sido uno de los mayores aciertos del proyecto. Cambia totalmente la forma de concebir el aula y permite múltiples opciones de agrupamiento y metodologías.

Los alumnos están respondiendo bien a la metodología por proyectos. Insistiremos durante el curso en reforzar hábitos esenciales como respetar los momentos de escucha y a los compañeros, ser ordenados y limpios, cuidar los materiales, aprender a colaborar,... 


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