Primer día con mis alumnos/as de la Eso


Esta primera semana es tanto para mí como para mis alumnos/as tiempo de tanteo, de escucharnos, de calibrar sensaciones, de superar el calor asfixiante de Badajoz, que aploma y alarga como un chicle las horas de clase. Pero somos valientes y empezamos con voluntad vacunada contra los elementos.


En Valores Éticos de 1ºA de Eso tengo 6 alumnos, 4 chicos (David, Kevin, Jose y Javi) y 2 chicas (Yadira y Sara). Primer día de clase: toca presentarse. Se ponen de dos en dos y preguntan aquello que desconocen uno del otro. El objetivo, por supuesto, no es solo presentarse, que también, sino sacar de paso información sobre actitudes y caracteres. Y de paso damos rienda a su creatividad. Después de entrevistar, toca hacer un retrato del compañero/a. Nos echamos unas risas. Nadie falta el respeto por el resultado irregular de las ilustraciones. Bien. Son inquietos (quién no a esa edad), pero siguen los pasos sencillos de la actividad sin problemas, entre ocurrencias del día a día y preguntas fuera de guión. Parte de la vida. Así debe ser.

Jose me pregunta: '¿Qué esto de Valores Éticos? Como Religión pero de otra forma, ¿no?' Asiento y sonrío. 

Salen en medio del aula, presentan el retrato y cuentan quién es su compañero/a, lo que le gusta y demás curiosidades. Sin ahondar. Todos preguntan cuál es su marca de móvil. La identidad se mide así, al parecer. Sonrío hacia dentro. Descubrimos que David nació en Emiratos Árabes y que después estuvo en Egipto, hasta llegar aquí, a Badajoz. Todos tenemos sin duda la sensación de no haber conocido tanto mundo como lo ha hecho David a sus 11 o 12 años. Lo que vamos a aprender de él este curso. 

Son naturales, espontáneos, directos, sin filtros, emotivos, diferentes. Virtudes excelentes para un área como ésta. Estoy seguro de que será un curso de lujo.

Aunque os parezca increíble, los retratos tienen su punto de realismo. Cada uno revela un detalle del modelo, os lo aseguro. Javi y su flequillo, Jose y su pelo erizado, David su cara en triángulo invertido, pelo al viento; Yadira y su mirada despierta, siempre alerta. Kevin y su sonrisa personal e intransferible. Sara pierde en el intento, pero adivino que el palo que asoma encima de su pelo es su coleta. 

El tiempo se nos va enseguida. El próximo día toca crear una nube de recuerdos. Ahí es ná

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