Disertación y debate: aprendiendo a pensar juntos





Estoy preparando las fichas para el reto #Piénsalo2Veces. Diferentes estrategias de disertación y debate en el aula de Bachillerato que les ayuden a entrenarse en:
- Diferentes rutinas de pensamiento a través de las cuales ejercitar hábitos de análisis, secuenciación lógica, comprensión, argumentación... 
- La relación entre contenidos curriculares y dilemas, conflictos o situaciones que den pie a la reflexión, extraídos de la vida cotidiana del alumno/a. 
- Estrategias de comunicación oral en público: expresión no verbal, gestión de la vergüenza y la timidez, defensa racional de argumentos, réplica y contra argumentación, escucha activa...
En esta ocasión, el reto consiste en lo siguiente:
  1. A cada alumno/a le toca al azar una ficha con un refrán. He buscado aquellos que creo que pueden dar pie a la reflexión y la discrepancia.   
  2. Se les pide que busquen y anoten su significado, aún incluso si creen saberlo.  
  3. Deberán pensar en situaciones en las que ese refrán crean que se cumpla. Es importante, especialmente en alumnos que hayan trabajado poco estas rutinas de pensamiento, partir de la casuística, de ejemplos empíricos, reconocibles, y a partir de ellos construirlos argumentos.   
  4. A partir de esos casos argumentarán las razones para defender la verdad de ese refrán. Deben escribir a modo de borrador un esquema conceptual en árbol de la línea de argumentación, que previamente enseñarán al profesor para que les oriente.  
  5. Una vez tienen clara su defensa, toca ensayar. Les recomiendo buscar a amigos, familiares que sirvan de cobayas y les ayuden a afinar la disertación.   
  6. El día de la disertación no pueden llevar encima nada más que una pequeña cuartilla con un guión esquemática de los puntos y secuencia de argumentación. Tienden a escribir un texto largo. Por eso hay que insistir en que solo se trata de una guía para no perderse en la línea de exposición de ideas.  
  7. Mientras un compañero/a realiza su disertación, el resto deberá tener a mano un folio y un bolígrafo y anotar discrepancias, argumentos débiles, refuerzos de argumentación, ejemplos que refuten la defensa... Una vez terminada la disertación, podrá salir y exponer su réplica. Igualmente el compañero/a que realizó la disertación podrá realizar su contra réplica.   
  8. La disertación dura tres o cinco minutos como máximo.   
  9. Suelo anotar el esquema argumental (en árbol) de alguna disertación y cuando queda poco para terminar la clase la explico a fin de que la evalúen y aprendan a mejorarla. Cuando han adquirido cierta práctica, los mismos alumnos realizan el esquema de la disertación de sus compañeros en la pizarra.
Es esencial que los alumnos/as evalúen los errores en su disertación, que se acostumbren a deconstruir la secuencia lógica de argumentación a fin de mejorarlas en próximas disertaciones. Igualmente, hay que evaluar las réplicas, evitando las acostumbradas observaciones superficiales.

Mi experiencia es que a los alumnos/as de Bachillerato les cuesta diferenciar entre opinar y dar razones. Tienden a dar por válida la exposición de una opinión, sin argumentarla en una secuencia lógica razonable. Esta inercia se debe trabajar en el aula, no viene dada de serie. Requiere un entrenamiento que por regla general no ha tenido lugar en cursos anteriores. La costumbre metodológica es que los alumnos traguen el contenido sin masticarlo, sin comprender siquiera los conceptos clave, y mucho menos relacionar éstos en un discurso secuenciado de forma lógica. La implementación de estas rutinas de pensamiento debieran ser habitual en la enseñanza de cualquier contenido curricular. No es solo un objetivo del área de Filosofía, aunque ésta pueda ser de gran ayuda al resto de áreas a la hora de diseñar estas estrategias.

Además de este reto, pondremos en práctica otras estrategias, como programas de radio, micro teatro, disputatios medievales...

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