Evaluar en 2º de Bachillerato



Quisiera compartir la forma en la que evalúo el área de Historia de la Filosofía en 2º de Bachillerato por si a alguien pudiera servirle y para establecer un diálogo abierto que ayude a reflexionar y mejorar. Evaluar, más que un acto, es un reto constante que requiere repensarse como docente. Por lo menos eso me sucede a mí. Nunca estoy satisfecho del todo con el trabajo hecho e intento escuchar a los alumnos, adaptándome cada curso y durante el curso.

Hace mucho que dejé el libro de texto. Mis alumnos tienen como soporte documental pdfs, enlaces y unas presentaciones esquemáticas que yo mismo elaboro y que junto a la búsqueda creativa de otras fuentes constituye el material con los que deben elaborar sus propios apuntes. Estos materiales están disponibles en un site del área al que deben acceder para prepararlos. Además de esto, deben tomar apuntes en clase y preguntar dudas. La búsqueda, lectura de contenidos y su reelaboración posterior en apuntes propios facilita un aprendizaje significativo frente a la asimilación de contenidos desde un libro de texto, donde ya vienen estructurados y el alumno no tiene que hacer el proceso de reconstruirlos cognitivamente, siguiendo rutas de pensamiento a través de las que comprenda y relaciones conceptos y teorías filosóficas. 

Dedico no más de dos sesiones para explicar el tema y después son los alumnos los que en clase deben preparar los apuntes y preguntar dudas. Me di cuenta que una explicación prolongada no mejoraba el aprendizaje y que debía reducir el tiempo empleado en hablar yo, dando más tiempo a la preparación de los apuntes en clase y la resolución personalizada de dudas. Esto permite una mayor autonomía a los alumnos que no necesitan tanta ayuda del profesor y una mayor atención individualizada de alumnos con menor autonomía y necesidad de ayuda para comprender con los contenidos. 

El reto de elaborar apuntes es complejo si lo que deseas es que no solo copien y peguen y estudien de memoria, sin comprender lo que leen. De ahí que realice una presentación (con Slides de Google) de cada tema, enriquecida con audios breves de explicación, insistiendo en las conexiones lógicas entre conceptos, la definición y explicación de ellos. Insisto en que los apuntes deben ser suyos, no míos; son para estudiar y mejorar la comprensión. Están poco acostumbrados a hacer esquemas conceptuales. Tienden a hacer apuntes con poco párrafo, con información apelotonada y sin discriminar, sin subrayar conceptos clave y sin añadir esquemas a cada apartado. Cuando se acerca una prueba escrita, no elaboran esquemas o resúmenes y estudian a pelo, sobre apuntes con extensos subrayados. 

Cambiar una cultura de estudio meramente memorística, poco comprensiva, para expulsar y olvidar, es un reto lento y complejo, más aún cuando no existe entre el profesorado un convencimiento de que hay que incorporar estrategias que ayuden a reforzar un aprendizaje significativo. En 2º de Bachillerato este reto es aún más complejo, ya que los contenidos son en muchas áreas extensos, el tiempo apremia y y la espada de Damocles de la EBAU sobrevuela el horizonte del curso. La irrupción del COVID modificó la naturaleza de la prueba EBAU de Filosofía en Extremadura, eliminando el texto, simplificando las preguntas y dando más opciones de elección. Preguntas que requieren respuestas no muy largas y disertaciones que relacionen lo aprendido con dilemas y debates de actualidad. De ahí que el reto durante el curso para aquellos que deciden presentarse a Filosofía para subir nota (en Extremadura no es un área obligatoria) se centra en una asimilación significativa de los contenidos y el entrenamiento en la elaboración de disertaciones escritas. Comprensión, análisis crítico y debate contextualizado de las cuestiones abordadas por los filósofos, acercándolas con la realidad actual. 

La elaboración de apuntes es la primera fase del proceso de aprendizaje de cada bloque temático y deben realizarlos en papel, no digitalmente. Muy pronto descubrí que si los hacían desde un ordenador, se limitaban a copiar y pegar, sin comprender nada. Así que deben tomar notas en clase y elaborarlos en clase, preguntando dudas. Después los escanean y me los entregan vía Classroom. La batalla diaria es intentar que sean apuntes bien estructurados, con definiciones claras y bien explicadas de los conceptos clave, y que sepan relacionar ideas y teorías. 

Lo que más me está costando es que elaboren esquemas conceptuales y que profundicen en la explicación de los conceptos y sus relaciones con el resto de ideas del autor. La costumbre de estudiar de memoria y a pelo, sobre unos apuntes no elaborados por ellos, pesa mucho en sus rutinas de aprendizaje. Hay alumnos que tienen más autonomía de trabajo y comprenden mejor los conceptos, sin necesidad de mucha explicación. Escuchan en clase, preguntan dudas y se guían por mi presentación de cada tema y los audios adjuntos que resumen cada apartado (muy recomendables, les está ayudando mucho como guía de estudio). Estos alumnos avanzan bien el curso. El problema surge con los alumnos que están desmotívanos y sin ganas de estudiar (cada vez me encuentro más alumnos con este perfil), y no saben siquiera si quieren terminar Bachillerato, o pasado el tiempo ven que quizá debieron hacer Ciclo de Grado Medio, y aquellos otros que carecen de rutinas de trabajo y les cuesta entender los conceptos, sin recurrir a una mera memorización de los contenidos. A esos alumnos es a los que hay que dedicar tiempo en el proceso previo de elaboración de apuntes y expresión escrita y oral de los mismos. Digo oral porque el currículo de Bachillerato insiste en que no solo deben desarrollarse competencias lingüísticas a través de la escritura comprensiva, sino también la expresión oral, otro reto importante, al que dedico la segunda parte del proceso de trabajo en el aula.

Una vez acabados los apuntes, que entregan digitalmente, quedándose con el original escrito a mano por ellos, anoto en un informe de evaluación individualizado lo que deben reforzar y lo que deben mejorar. No le asigno una nota numérica a la tarea; solo anoto por escrito mejoras y elementos conseguidos. Cada alumno recibe su informe al inicio de cada trimestre y puede ir viendo en vivo y en directo qué debe mejorar. La decisión de no asignar nota numérica obedece a que quiero que se centren en mejorar la tarea, no en la nota. 

De hecho, al terminar un trimestre, si un alumno aprueba puede seguir mejorando, realizando tareas voluntarias sobre aquellos retos propuestos que estén flojos o puedan ser perfectibles; igualmente les propongo realizar tareas creativas de profundización de contenidos. El alumno que suspende un trimestre sabe a través del informe de evaluación qué tareas y elementos dentro de ellas debe mejorar o hacer, si no las hizo. Solo realizará las tareas marcadas, no aquellas que sí realizó con un nivel competencial adecuado. Y por supuesto, puede subir nota trimestral; no se conforma con un 5. Todos los alumnos pueden durante los tres trimestres subir nota, ya sea obligatoriamente, si suspenden un trimestre, o voluntaria, si desean mejorar algún aspecto del proceso de aprendizaje. El reto es superarse a sí mismos y tienen todo el curso para hacerlo.

Todas las tareas realizadas durante el trimestre, excepto aquellas que requieren un proceso de trabajo muy rudimentario, con escasa elaboración, puntúan de igual forma de cara a la calificación final de cada trimestre. El modelo competencial valora cada reto propuesto en función de la adquisición de determinadas destrezas cognitivas, comunicativas, sociales y que faciliten el trabajo autónomo del alumno (aprender a aprender). Una prueba escrita (examen) desarrolla unas competencias que no facilita otro tipo de tarea. Todas deben ser tomadas por separado y con igual relevancia, teniendo en cuenta el desarrollo integral y progresivo del alumno.

Al acabar los apuntes pasamos a una tarea de expresión oral, realizada a través de estrategias diferentes; a veces es una exposición en clase, otras la elaboración de un vídeo donde explicar determinados contenidos de forma creativa; otras un podcast... Las formas de expresión y comunicación son variadas. El objetivo no solo es competencial -trabajar la expresión oral, comunicativa-, sino que también opera a modo de feedback, de refresco en la comprensión de determinados contenidos del tema. Los alumnos se ven obligados a expresar oralmente a través de un guión previo determinados contenidos del tema. Esto facilita una asimilación significativa de los mismos y acostumbrarse a rutinas de pensamiento a través de las cuales organicen la información, la estructuren, la relacionen y expresen oralmente.

La tercera tarea consiste en la preparación de una disertación oral, previa elaboración de un guión escrito para organizar las ideas, definir argumentos a defender y apoyarse con ejemplos y datos que corroboren esos argumentos. El alumno debe relacionar los contenidos con un dilema, conflicto o asunto que genere una reflexión o dialéctica. Primero elige un tema, asesorado por mí; al inicio de curso les he orientado cómo preparar una disertación y en el site del curso tienen ayuda para prepararlo. Les sugiero diferentes líneas de trabajo y ellos eligen una que se amolde a sus intereses y que crean que les dará juego argumentativo. Una vez elegido el tema, buscan información, datos y ejemplos que refuercen su línea de argumento. Preparan un borrador y de él elaboran un texto argumentativo que deberán entregarme vía Classroom y que servirá de base para preparar su disertación oral en clase. En algunos casos, en vez de disertación oral, realizamos un debate guiado, como sucede con el tema de Filosofía Medieval, donde emulamos una disputatio medieval en torno a asuntos relacionados con el conflicto entre fe y razón, ciencia y religión... Esta fase de trabajo marida con una de las exigencias de la prueba EBAU extremeña; 2 de las 10 preguntas son disertaciones, y deben elegir 5 preguntas. Esto les da la posibilidad, si así lo desean, de elegir 3 preguntas teóricas y 2 disertaciones. Llevarlas previamente preparadas les asegura una calificación holgada en la prueba, ya que pueden elegir 3 de 8 preguntas teóricas. Un margen muy generoso, con el que a mínimo que se lo lleven preparado, facilita una subida de nota en la EBAU.

La última fase del proceso de trabajo de cada bloque temático es la prueba escrita, que debido al cambio en la naturaleza de la prueba EBAU, la centro en la adquisición de la comprensión de los contenidos y la redacción de una breve disertación (menos extensa y elaborada). La elaboración previa de apuntes y de una exposición oral de contenidos facilita la asimilación y comprensión y prepara a los alumnos para esta prueba escrita. 

¿Da tiempo de hacer todo esto? Sí. De hecho, estoy escribiendo esto a principios de diciembre y ya hemos empezado la Filosofía Medieval. Aún así, el ritmo de trabajo lo voy adaptando. Por ejemplo, si vamos muy pillados de tiempo, la prueba oral la elaboran en vídeo, se entrega en Classroom y no se expone en clase. En cuanto a los debates, no ocupan más de dos sesiones, y los alumnos entregan un texto argumentativo desde Classroom. Las sesiones de elaboración de apuntes se ponderan en función de la dificultad de los contenidos; al inicio de curso son más extensas porque los alumnos van poco a poco amoldándose a la metodología, aunque ya la conocen del curso anterior; les doy Filosofía de 1º de Bachillerato, donde practicamos estas rutinas para que no les sean tan ajenas el curso siguiente.

Insisto en que la evaluación es un órgano en movimiento, algo que requiere reflexión y adaptación. Cada curso varío elementos, quito algunos, modifico, adapto en función de cada grupo de alumnos mi intervención en el aula. Este curso he creado el site, he reformado las presentaciones, añadiendo audios explicativos, he insistido en la elaboración de esquemas conceptuales, he diversificado las estrategias de expresión oral, hablo menos en clase y dejo más tiempo en el aula a preparar los apuntes y resolver de forma individualizada las dudas... La auto reflexión del docente es esencial. Una reflexión que conduzca a la acción y mejore el aprendizaje. En ello estamos, con sus luces y sombras, sus dificultades y logros. Como la vida misma. 

Comentarios

  1. Ramon, me gusta mucho la reflexión que has hecho sobre la evaluación y me reconforta el hecho de saber que hay por ahí, más profesores que piensan que la nota no vale nada si el alumno no ha alcanzado el conocimiento. La materia que imparto es inglés y aunque parece que es solo de memorización y estructuras, en bachillerato el enfoque va más así la comprensión de textos, y ahí como lo dices tú, donde los alumnos con más autonomía dejan por debajo a los que les cuesta más. Agradezco tus aportaciones, de verdad que son de mucha ayuda.

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